Negro

By Jorge Lopesino
Mixta sobre lienzo 150×100 cm. 2019
@JRLOPESINO
jorgelopezsino@gmail.com

 

Yo sé un himno gigante y extraño                   
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.
Gustavo Adolfo Bécquer, (Rima I)

 

Últimamente me preguntan algunos amigos míos por qué hay tanto negro en mis obras, y por qué no hay  color… Hago un silencio breve, y les pregunto: ¿es que no te gusta el negro? y es entonces cuando el silencio se hace en ellos.

Podría hablar largo acerca del color, acerca del negro  y de sus significados simbólicos, advirtiendo además grandes diferencias entre occidente y oriente, pero no entraré ahora en ello.

Mi obra más bien ahonda en la creación pictórica en sí misma como manifiesto de la creatividad humana, que no es exclusiva del arte pero que en mi caso es una necesidad que nace desde las entrañas, aunque no menos de la capacidad transformadora que emana del mero hecho de pensar y filosofar.

El proceso creativo como “la causa que convierte cualquier cosa que consideremos de no-ser a ser” (Poiesis platoniana).

Pero volvamos al uso del negro según la pregunta inicial, en primer lugar diré que no se trata del negro en sí mismo, o ¿es que nadie ve el blanco?

Quiero decir, que en mi visión no entiendo la sombra sin la luz. Así que la cuestión es que para mí el negro es un ideograma de la oscuridad que alumbra mis más internos pensamientos, como en una “noche del alma” becqueriana.

No indaguemos narrativa en mis expresiones artísticas, porque más bien son posibles atajos para intentar conectar los pensamientos del observador con los míos, aunque sin posibilidad de asegurar que esto vaya a suceder.
No se trata de sucesos de vida, no se trata de instantes, o acontecimientos, en si mismos lo que retrato en mis obras, sino las huellas que estos dejan en mi consciencia. Y dado que estos elementos emanan muchas veces del inconsciente, la clave es que gracias al arte se incorporan al consciente…. Ahí es donde puede que esté lo más increíble y sobrenatural.

Reconozco que no concibo la expresión sin el negro, y que de otro lado investigo  permanentemente el conflicto entre la luz y la sombra, entre el nihilismo y el idealismo entre el ser y el no-ser, en una oposición permanente y a veces trágica que en ocasiones decido zangar desde la no-dualidad.  Por ello no me importa tanto, unas veces optar por la figuración y otras por abstracción más radical, o por una u otra técnica, o el estilo, porque son materia útil sin condicionar, en mi caso el propósito último y espiritual del arte.

Mi buen amigo Godoy  ha querido intuir en esta obra mía, inspiración o tributo al “perro semi hundido” del maestro Goya, y no lo niego porque  
mi comprensión del arte no puede liberarse de los maestros ibéricos y reconozco que desde la niñez hasta ahora mismo no he dejado de sobrecogerme con sus pinturas negras. Que cada cual la titule como quiera, yo no lo haré en esta ocasión.

Como a muchos no les valdrán estás conclusiones, suelo terminar diciendo cuando pregunto si es que no te gusta el negro, y tenga respuesta o no, que a mí sí.
Y no. No lo veo todo negro, pero sin el negro no hay luz.

 

Jorge Lopesino.

 

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