Buenos Profesionales, Buenas personas La semilla del Compromiso

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Después de 20 años dedicado a la gestión de personas en las organizaciones, quiero confesar algo: de nada sirve tener buenos profesionales si no son buenas personas.

La esencia del pensamiento de José Antonio Marina que traigo a cuenta de esta reflexión se resume en su frase:
“la mayor demostración de inteligencia es la bondad”.
Se trata de equilibrar competencias profesionales con cualidades personales, con valores y principios: ser buenos. Sólo siendo buenos podemos aspirar a ser los mejores.
Si trasladamos esto a ecuaciones para los menos abstractos, podrían resultar las siguientes:

Personas comprometidas = (Buenos profesionales + Buenas personas /Equilibrio.) Compromiso = (Buenas acciones x Resultados positivos)

La esencia de nuestro trabajo en la gestión de personas es identificar, incorporar y desarrollar profesionales que equilibren esas características para hacer de nuestra empresa una “compañía” eficaz y sostenible. Para ello la única receta que conozco es trabajar cerca de las personas para así descubrir sobre el terreno sus mejores cualidades y dar respuestas eficaces al negocio.

Mientras hoy muchos colegas, desde sus despachos, hablan del talento indiscriminada y a veces frívolamente, olvidamos que el verdadero talento es la actitud, que la calidad no es nada sin la calidez, que los resultados se desvanecen si no hay bondad que los soporte. Por eso prefiero hablar de Relaciones Humanas que considerar a las personas como un mero “Recurso”, y así de paso no sacrificar las siglas (RRHH).

Siempre he tenido presente un proverbio chino que dice: “si quieres 1 año de prosperidad cultiva arroz, si quieres 10 años de prosperidad cultiva árboles, si quieres 100 años de prosperidad, cultiva personas”. Son las organizaciones las que han de ser esos terrenos donde cultivamos y socializamos la semilla del compromiso en las personas, que, insisto, es la esencia de nuestro trabajo.

Siempre he tratado desde la gestión de personas, de encontrar ese equilibrio, y uno pretende ser un humilde servidor a esa causa. Mientras lo consigo, si se me preguntan qué prefiero, si buenos profesionales o buenas personas, diré que lo segundo porque es más fácil hacer de éstos buenos profesionales que convertir a los primeros en buenas personas. Este pensamiento que es certeza para mí, se lo debo a mi padre que me enseñó a ser buena persona.

JRL.

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